Por Emilio Marín
Desde el viernes 9/3 la vida del 1.5 millón de palestinos de Gaza se hizo aún más insoportable, y eso que esa “normalidad” ya es mucho sufrimiento. Es que 18 personas murieron, entre ellos varios niños, a raíz de bombardeos de Israel que comenzaron ese día asesinando al jefe de los Comités de Resistencia Popular, Zuhair Qaisi, y su escolta Mahmoud al-Hannani.
A partir de allí comenzaron las hostilidades en este enfrentamiento tan desigual. Los palestinos arrojaron cohetes artesanales y otros viejos, tipo Grad de la época soviética, que provocaron seis heridos en las ciudades israelitas.
La otra parte despachó misiones de sus aviones tripulados y no tripulados, tipos Drones, con ese saldo mortal, además de provocar numerosos heridos. Las víctimas de los misiles y bombas, como ocurre en este escenario, fueron predominantemente civiles. La aviación, tanques y artillería israelita en la tristemente célebre operación “Plomo Fundido”, de 2009, causó 1.411 muertos en su mayoría civiles.
Un diario israelita no fascista opinaba con sorna sobre la desigualdad de víctimas de uno y otro bando: “aquí están los hechos, delante de todos. Como los de ayer por la tarde, que fueron 15-0 a favor de Israel. Si lo medimos por los resultados de la operación Plomo Fundido del ejército israelí en Gaza a finales de 2008 y principios de 2009, cuando resultó un israelí muerto por cada 100 palestinos, desde el punto de vista estadístico hemos retrocedido”.
Antes de lanzar su agresión aérea, el premier Benjamin Netanyahu y el ministro de Defensa, Ehud Barak, dieron órdenes para ajustar el dispositivo “Iron Dome” de intercepción de cohetes palestinos. Así fue que ese sistema interceptó a 32 de los 37 Grad lanzados por grupos de milicianos contra las localidades de Ashdod, Ashkelon y Beersheba.
Israel procedió a crímenes selectivos por propia cuenta, con premeditación y alevosía, y tomó los recaudos para que la respuesta de los afectados no le causara daño. El balance de bajas propias y ajenas arroja un resultado muy favorable al agresor, pero en política no sale indemne. Incluso recibe críticas en su frente interno, por más aleccionado que está por la propaganda de ese Estado sionista y el temor a los palestinos.
El argumento de Netanyahu fue que el jefe de los CRP había sido responsable de atentados en agosto de 2011. Suponiendo que esa explicación fuera cierta, ¿recién ahora toma represalias? La otra fundamentación de los bombardeos fue que Zuhair Qaisi estaba preparando acciones guerrilleras en la frontera con Egipto, una acusación indemostrable.
En cambio las críticas palestinas y de buena parte del mundo progresista de que Israel tiene a Gaza sometida a bloqueo impiadoso y bombardeos sistemáticos no necesita demostración. La realidad indica que es exactamente así.
En Gaza y Cisjordania también
Los 21 bombardeos israelitas y el antecedente de la invasión de “Plomo Fundido” no agotan los sufrimientos en Gaza. Estos se acentuaron desde que Hamas y su premier Ismail Aniyeh ganaron las elecciones allí en 2007, desplazando a la habitualmente más moderada fracción de Al Fatah del titular de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas.
Además del plomo caliente con que matan gente instantáneamente, la otra arma preferida por los agresores es el bloqueo total. Durante meses no dejan pasar mercaderías ni productos a Gaza, incluso los de primera necesidad. En ese aislamiento antihumano tuvieron complicidad del anterior régimen egipcio, del derrocado Hosni Mubarak, que había sellado su frontera con la Franja.
Cuando en 2010 activistas solidarios del mundo quisieron arrimar alimentos, cemento y otros productos, navegando el Mediterráneo con la “Flotilla de la Paz”, las tropas israelitas asaltaron el barco, asesinaron a 9 personas de nacionalidad turca y arrestaron al resto de los viajeros. Esto le provocó un enojo que aún dura con el gobierno de Turquía, un ex aliado suyo de la OTAN.
El resultado de ese bloqueo total es que se degrada la situación material y social. Gaza tiene un índice de desocupación del 40 por ciento, con la pobreza que de allí deriva. Faltan los alimentos. La central eléctrica deja de funcionar dos por tres por falta de combustible. Y todo ello ocurre a pesar de las exhortaciones de Naciones Unidas, de su Agencia para los refugiados ( UNRWA) y la dedicada a Alimentos (FAO).
El 8 de marzo, en una entrevista a Inés Castellano, del grupo de cooperación "Sevilla-Palestina", publicada por Ramón Pedregal Casanova en Rebelión, se lee: “un alto porcentaje de menores de un año en Gaza padecen de anemia. Unos 10.000 niños siguen muriendo anualmente, la gran mayoría por enfermedades que se pueden prevenir. Muchas familias tienen muchas dificultades para acceder a los servicios sanitarios debido al elevado coste de los tratamientos, a las restricciones del ejército israelí, a los puntos de control y a los cierres fronterizos”. Castellano sabe de lo que habla porque su grupo solidario ha estado cierto tiempo en los territorios ocupados.
No vaya a pensarse que los palestinos que viven en Cisjordania, menos de 2 millones, la llevan “aliviada” respecto a sus hermanos de la Franja. Ellos también sufren la dominación sionista, las colonias ilegales, las represiones y atentados incluso a sus lugares sagrados. En Cisjordania y sobre tierra palestina Israel construye desde 2002 el llamado “Muro del Apartheid”. Afecta a los palestinos porque quedarán separados del territorio usurpado y además los encierra y divide entre sí. Pedregal Casanova recuerda que “33.000 palestinos quedarán atrapados entre el muro y la línea verde, 126.000 quedan rodeados por tres lados, y 28.000 quedan encerrados totalmente”. Hace ocho años que la Corte Internacional de Justicia de La Haya ordenó a Tel Aviv la suspensión de esas obras, pero no le hicieron caso. El Estado teocrático está por sobre la ley…
Solidaridad con Gaza
Una serie de gobiernos se han expresado en términos solidarios con la población de Gaza, comenzado por el jefe de la ANP, Abbas. Su sector había firmado recientemente con Hamas un acuerdo de unidad nacional palestina refrendado en El Cairo. Abbas tiene interrumpidos sus diálogos con Netanyahu, a pesar del esfuerzo diplomático cínico de Barack Obama para que continúen. Se cortaron a raíz de las constantes agresiones israelitas y la continuidad de la construcción del citado Muro y de otros barrios israelitas en territorios del Este de Jerusalén y Cisjordania.
También los gobiernos de Irán, Siria, El Líbano, Jordania y de representantes de la Liga Árabe se han pronunciado y denunciado la actual barbarie sionista en Gaza. Es de esperar que el Palacio San Martín sume su condena.
Seguramente algunos de esos gobiernos presentarán alguna moción en las Naciones Unidas, lo que está bien pero hay que recordar los límites de ese organismo en la materia. Ya se vio cuando el titular de la ANP llevó el pedido de ser el país número 194 en la ONU, o sea que fuera reconocido como estado independiente. Estados Unidos y otros amigos de Israel, como el Reino Unido, bloquearon esa solicitud en el Consejo de Seguridad donde tienen el privilegio del veto.
En la Asamblea General hay una mayoría más que suficiente para que se reconozca a Palestina Libre, pero en el Consejo de Seguridad, bien antidemocrático, Washington le cuida las espaldas a su aliado Israel. Esta política fue ratificada por Obama en su reunión del 5 y 6 de marzo pasado con Netanyahu, primero en la sede del lobby sionista (AIPAC) y luego en la Casa Blanca.
Pareció todo fríamente calculado: Obama le dio el aval al premier y tres días más tarde la aviación israelita atacó a la gente de Gaza con el saldo ya consignado. Hay que subrayar que el imperio norteamericano es el aliado fundamental de esas agresiones. ¿Una prueba menor? La Casa Blanca no se unió al coro de países que repudió los bombardeos de estos días.
Por eso es importante que la solidaridad con los palestinos se exprese a nivel de pueblos y organizaciones sociales y políticas, sin depender de los cálculos de los gobiernos.
Está en marcha la Flotilla de la Paz tercera edición, que piensa arrimarse por mar a Gaza el 15 de abril próximo. Cuenta con la presencia de once países e iniciativas: Suecia, Noruega, Grecia, Francia, Países Bajos, Irlanda, Italia, Canadá, Turquía, Campaña Europea contra el Embargo junto con representantes del estado español. En España han colectado donaciones y ayuda humanitaria por 500.000 euros y han preparado al barco Gernika, que ya participó en la edición anterior.
Sería bueno que los organismos de derechos humanos, sindicatos y partidos políticos de Argentina froten la lámpara y vean cómo pueden sumarse a estas u otras campañas humanistas.